Se dice que la madre de dios al ver
que la ciudad iba a ser tomada por la gente indígena, sin tener las suficientes
tropas ni armamento para defenderse, entonces ella se aparece a la vista de la
muchedumbre Tzeltal y algunos grupos chamulas, montada sobre un gran cañón, con
una bandera verdiblanco en la mano derecha, girando el cañón sobre las copas de
eucaliptos de la Alameda de la plazuela del templo, lanzando proyectiles de que
llegaban hasta donde ellos se encontraban, sin causarles ninguna herida y ellos
escuchaban una voz femenina que les decía: regresen hijos míos por donde
vinieron, no quiero que aquí queden muertos todos, si no me obedecen no estarán
conmigo.
Veían a las tropas defensoras que
eran muy numerosas y con flamante armamento brillar con la luz del sol.
Uno de los que comandaba que comandaba vio que la gente echo a correr,
tomando rumbo de regreso a sus pueblos, el comandante Tzeltal ya no tuvo más
que hacer que emprender la retirada.
Así se dio por terminada la guerra de
invasión.
Al someterse rebelión Tzeltal el
Obispo proclamo a la Santísima Virgen de Caridad, protectora de la ciudad y no solo,
sino de la diócesis que era todo el estado imponiéndole el bastón de mando como
protectora y generala de los reinos chiapanecos.
Después de esto, la gente del lugar
le tuvo mucha fe y le iban a poner a su templo, que les diera buenas cosechas,
se las concedía.
Los campesinos decían que en las
cementeras la huellas de sus pasos y de su bastón.
Los gastos de la iglesia de la
caridad dedicada a la virgen protectora y generala de este lugar y de Chiapas,
superaba las posibilidades de la hermandad de la caridad.
La cual no podía ni sostener los
gastos de las festividades que exigía la población.
Referencia: M. en C. Rafael Narvaez Lievano.
Referencia: M. en C. Rafael Narvaez Lievano.
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