La orden de los dominicos se llega a
establecer en la ciudad real entre los años de 1547 a 1560, sin depender de
otras órdenes.
El alcalde y regidores prometieron en
cabildo, 20 mil jornales para la construcción del templo y convento, además
dijeron que utilizados estos, darían más conforme se fueran utilizando.
Los dominicos fueron solicitando más
solares con el H. ayuntamiento, hasta llegar al rio amarillo por la parte
norte, donde antes fuera el instituto nacional indigenista, o sea todo lo que
se conoció con el nombre del tiboli correspondiente a los dominicos.
Del periodo de la capitanía, lo único que
podemos decir del convento de dominico, es que terminaron las obras de
embellecimiento del edificio en el siglo XVII, o más bien en 1698.
Se fortificaron en el convento de
santo domingo las tropas imperialistas dirigidas por el general Rubén Ortega
Jimenez.
Al terminar la revolución de 1910
modificaron el convento de santo domingo, mandando a construir calabozos para
hacerla cárcel pública.
El 1950 en esta prisión hubieron
varios muertos. Algo les diré ligeramente:
Un presidiario le quito el mauster a
uno de los custodios y les disparo a los que encuartelaba a los reos, salieron
corriendo los custodios y en el atrio de la iglesia algunos cayeron muertos.
Llamaron al comandante de la plaza de
armas que en ese entonces era un capitán, llegó a la prisión y ejecuto al
presidiario Meneses, de este caso hay más que contar, pero allí queda este
asunto.
A los dominicos se les iso justicia
devolviendo su antiguo templo que desde su construcción era de ellos, hasta el
año de 1959, que la orden recupero su iglesia, quedando como templo expiatorio.
La iglesia dominicana fue la más importante en
esta ciudad porque siempre trato de extenderse por sus buenas obras
espirituales, siendo más humanos que los de las otras órdenes donde apoyaban la
injusticia y la esclavitud.
El techo de la iglesia es único por
su bóveda de cañón lo que no hay en otro templo de la ciudad, por su
construcción.
Hay adornos del templo que son de
yeso:
La fachada y otras partes como la del
sotocaro, ese adorno cubre totalmente la portada principal del gran templo de
santo domingo de Guzmán, fue puesta la primera piedra por el obispo Raúl
Marroquín de Aranda el día 9 de enero del año conciliar de 1547, el escogió
esta fecha porque en aquel entonces era el segundo sábado del mes de enero, la
celebración de la epifanía del señor.
Referencia: M. en C. Rafael Narvaez Lievano.
Referencia: M. en C. Rafael Narvaez Lievano.
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